En
la Amazonía, el uso de frutas tradicionales como el camu camu, acerola y el
marañón, ofrece una excelente fuente de alimentos funcionales que pueden actuar
como quimiopreventivos en el desarrollo de enfermedades crónico degenerativas
como diabetes, hipertensión, así como en el cáncer, puesto que estas frutas son
ricas en vitaminas, minerales y fibras.
Una característica especial
es que fortifica la memoria y ser excelente para disminuir algunos trastornos
renales. Por cada 100 gramos de la pulpa de pseudofruto hay 45 calorías y un
84.4 a 88.7 por ciento de agua. Los ácidos grasos monoinsaturados de la semilla, como el
oleico, se encargan de bajar los niveles de colesterol ‘malo’, previenen la
obstrucción de las arterias y colaboran para reducir los triglicéridos y el
riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2.
Son una excelente
fuente de magnesio, muy bueno para controlar la presión arterial y evitar
espasmos musculares, fatiga y migrañas. Refuerza la estructura ósea y regula el
tono de los nervios para conservarlos sanos.
Sus antioxidantes
eliminan los radicales libres y retrasa el envejecimiento y sus químicos
exterminan las bacterias bucales, evitando las caries.
Las semillas contienen zeaxanthin,
un pigmento antioxidante absorbido por la retina y la protege de la
degeneración y los rayos ultravioleta del sol.
Las proantocianidinas presentes en la
semilla del marañón, nos defienden de las células que producen cáncer
al intervenir en dificultar su división.
Se utiliza el vino de la fruta como antidiarreico; el aceite del pericarpio (cardol), es empleado para cauterizar. La cocción de las hojas y de la corteza se utiliza para las diarreas y los dolores abdominales, en la curación de la tosferina, como antinflamatorio y para la diabetes. La medicina científica utiliza, el cardol como tinte para pigmentación de la piel; como analéptico respiratorio y circulatorio, de acción parecida a la niketamida (coramida).
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